20 de Julio: El dia del Bicentenario

Colombia sale a la calle y todo Bogotá se transforma y se tiñe con los colores de su bandera. Una bandera que nació como tal durante los años posteriores a la independencia y que tienen un significado histórico que hace referencia a las riquezas de su país- representado por el color amarillo-, un país cubierto por el azul de sus cielos, regado por sus numerosos ríos y separado por un inmenso mar que los aleja del sanguinario pueblo español que durante casi 300 años mantuvo al pueblo de Colombia oprimido y cuya sangre, de un rojo intenso, fue derramada sobre el campo de batalla para conseguir su independencia en el año 1810.

Plaza de conciertos en el Parque Simon Bolivar

Parque Simón Bolivar

Durante aquellos años, España vivía momentos de crisis. El pueblo francés se había levantado contra el poder en la revolución francesa y poco después las tropas francesas de Bonaparte alcanzaron la capital española dando lugar a la tragedia del 2 de Mayo tras el levantamiento en armas del pueblo madrileño. Ecos de la debilidad española llegaron a oidos de las colonías americanas y Colombia no fue una excepción. Más

La Fundación sale a la calle

La misión principal de la Fundación Creciendo Unidos es trabajar junto con las niñas y niños trabajadores de algunos de los barrios más desfavorecidos de Bogotá. Pero su tarea, no queda cerrada única y exclusivamente a lo que se pueda llevar a cabo en la casa escuela o en la casa taller sino que, fieles a sus principios, salen a la calle para trabajar directamente con las niñas y niños en sus propios contextos.

Varios días a la semana, los trabajadores y voluntarios de la Fundación se enfundan las botas y se llena de energía e ilusión para compartir su tiempo en los mercados de la ciudad en los que muchas de estas niñas y niños colaboran en los puestos y en las ventas ambulantes de su padres o abuelos para llevar adelante a su familia.

mercado del 20 de julio

mercado del 20 de julio

Durante las breves horas en las que la Fundación se acerca a estos barrios y mercados las niñas y niños tienen la oportunidad de volver a recuperar su infancia y su juventud por un momento. Un momento en el que dejan de limpiar mazorcas para que sus manos puedan  empuñar pinceles llenos de colores, un momento en el que su preocupación deja de ser vender y se convierte en dejar que su mente discurra dentro de los juegos y actividades que se le plantean. Un momento en el que sus ojos no buscan un vendedor sino una sonrisa en la que encontrarse cómplices.

Pero su labor, no se pierde en la simplicidad de rellenar un espacio de tiempo sino que pretende darle sentido a su labor mediante la creación de un movimiento de niñas, niños y jóvenes con un espíritu crítico y transformador. Ardua tarea en un contexto en el que constantemente se erigen muros que mantienen las desigualdades sociales. Más

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